A solas, en medio de
todo y de nada a la vez, mientras pronuncio tu nombre incansablemente,
esperando tu llegada como si fuera un milagro inesperado, tan largamente deseado;
sin embargo solo llegan hacia mí, brumas de soledad, de tristezas incontables
en aquella ausencia tuya y el tiempo entonces se desdobla haciéndose tan lento,
develando en mis ojos aquel vacío que existe a mi alrededor.
Canto entre sombras tu
canción favorita aun sabiendo que los más grandes momentos dependen solo de una
pequeña sonrisa tuya y es como si fuese la más dulce melodía, entonces guardo
en el viento tus palabras, que aunque breves, las conservo con recelo pies en
los momentos de más absoluta locura y desvaríos son ellas las que me salvan de
aquel agónico e implacable destino final.
Son tantas noches
esperando, aguantando y rompiendo sueños, guardando todos y cada uno de esos momentos,
esperando que un día cualquiera te acerques lentamente y por fin tus pasos se
detengas en donde el camino se haga uno solo, aun con la incertidumbre de saber
si todo que nada se ha hecho en vano; poder conservarte todas las noches tan
solo para cuidar de todos y cada uno de tus sueños, poder provocar aquella
primer sonrisa de cada día, arrancar todo dolor que habite en ti, pasar de ser
solo un momento más y formar parte de un tiempo perpetuo.
El tiempo y la
incertidumbre queman y consumen lo poco que aún queda de mí, sin embargo sol
resisto esperando un simple Sí para entonces hacer de todo lo imposible una
realidad, hacer todo por tan solo poder mirar el brillo de tus ojos en cada
despertar; aunque también existe la posibilidad del rotundo No, justo aquel que
no permite puntos suspensivos pero que de manera contundente deja un punto
final a lo que se puede interpretar como una historia mal contada; es entonces
que sobran las explicaciones o aquellas abrumadoras excusas, es verdad, la mayoría
de las cosas se definen entre un simple Sí o ese rotundo no pero eso ya no
depende de mí, jamás fue así, eso lo dejo en tus manos.
